Hace unos días leía acerca del proceso que debe pasar una oruga para convertirse en crisálida y luego en mariposa; pareciera algo muy cruento y doloroso, al punto que uno quisiera ayudarle o eliminarle el aparente trauma. En una ocasión un buen hombre observaba precisamente este proceso, conmovido, le quitó parte de los aparentes estorbos para facilitarle su metamorfosis. Al poco tiempo, al observar a la mariposa ya desarrollada, se dio cuenta que esta no podía volar bien pues mostraba una debilidad en su organismo. Fue entonces que este hombre entendió que el duro paso de la oruga por el caparazón que parece oprimirle, es necesario para que la mariposa pueda desarrollar con fuerza su organismo que le permita volar sin debilidad ni limitación.
De igual forma, nosotros los seres humanos, cuando estamos en las manos de Dios, debemos pasar obstáculos, sobrevivir desiertos, soportar presiones y muchas cosas más, todo para desarrollar la fe suficiente y la fuerza espiritual necesaria para vivir con gozo una vida plena y abundante.
Muchas veces las personas bien intencionadas quisieran quitarnos los aparentes obstáculos, otros quieren resolvernos o suplirnos algunas necesidades, a su manera; pero todo esto sólo conseguirá que no crezcamos en fe, que no desarrollemos una dependencia de nuestro Dios y Padre.
Cada vez que ponemos nuestra mirada en los seres humanos, o cada vez que ellos quieren facilitarnos el camino en su buena intención, nos estaremos privando de aprovechar el sistema divinamente diseñado para nuestro beneficio y crecimiento espiritual, o madurez.
Mi querido lector, si tú está pasando por tribulación y presión, créeme que para ti Hay Una Esperanza. Seguramente la mariposa que saldrá será hermosa, de muchos colores y podrá volar de flor en flor.
