Mis muy queridos lectores les escribo, les saludo con mucho cariño desde Montevideo, Uruguay; me encuentro en este lugar por pura gracia de Dios, yo quiero compartírtelo para que se active tu fe y seas bendecido.
Estuvimos en Buenos Aires, Argentina, mi esposo y yo, acompañados de un grupo de trece hermanos más, para ministrar en un Congreso que a su vez era la graduación o culminación de una Escuela de Entrenamiento Profético, donde 120 discípulos habían estado mes a mes siendo impartidos y activados.
Cuando terminamos la jornada, un poco cansados y desvelados, pero muy contentos; el joven que coordina la parte logística y económica de la actividad nos dijo: Hemos comprado para ustedes un paquete para enviarlos a descansar unos tres días, luego nos explicó donde íbamos a tomar el buque que nos conduciría a través del Río de La Plata, para desembarcar en Colonia, Uruguay y luego un autobus que nos conduciría a Montevideo y otro hasta el hotel de nuestro destino.
Lo que quiero decirte mi querido lector, es que esto yo nunca lo esperaba, es un regalo del Señor para nosotros; he aprendido por experiencia viva, una y otra vez, que nuestro Dios nos da más abundantemente de cuanto pedimos o entendemos.
Si tú crees conmigo que cuando sirves a Dios, Él te sorprende con bendiciones que no esperas, entonces para tí Hay Una Esperanza. Te invito este día a que entregues tu corazón al Señor, que le sirvas con pasión, porque segura estoy que Él te va a sorprender con todo lo Bueno que Él es y tiene para Sus amados hijos.