Durante los días recién pasados, Dios me permitió viajar en una misión al país de Finlandia, para conocer su gente, la belleza de sus lagos y sus bosques.
Ciertamente cada lugar tiene su propia cultura y a veces no es muy fácil asimilarla. Curiosamente en ese país no hay gente gorda, a pesar de que comen pan tres veces al día; la razón es que las personas acostumbran tomar un baño sauna tres veces por semana, lo cual les ayuda a quemar grasa y a detoxificar las células y sistemas del cuerpo, colaborando así con el metabolismo.
Otra característica interesante es que las mujeres realizan labores muy pesadas y no esperan que un varón les ayude; la razón es que durante la segunda guerra mundial, los hombres estuvieron ausentes de sus hogares por mucho tiempo, algunos fallecieron y las mujeres tuvieron que acostumbrarse a hacer el papel que les correspondía a ellos.
Las personas acostumbran a nadar en los lagos, aunque la temperatura esté a sólo 10º., pues consideran que esto les ayuda a fortalecer los músculos y renovar fuerzas. En fin, son muchas las diferencias culturales.
Sin embargo, la persona que nos hospedó y nos atendió, quien es una mujer muy especial, observó que cosas nos gustaban y como estábamos acostumbrados, de manera que el último día nos sorprendió, dándonos jugo de naranja por la mañana, café con pan por la tarde y otros detalles muy hondureños.
Cuando nosotros nos percatamos de que pertenecemos a un Reino invisible y único, comenzamos a deponer nuestras preferencias para absorber las preferencias de Dios. Cuando entramos a formar parte de ese gremio, la familia de Dios, renunciamos a las costumbres de nuestra propia cultura, para tomar la cultura del Reino, la cual está descrita en la Biblia , cuyo principal ingrediente es el amor por encima de todo.
Quizás usted sea una persona muy apegada a sus costumbres, pero en el Señor, hoy es tiempo de iniciar un cambio y vivir de acuerdo a las expectativas de nuestro Dios. Si usted recibe esto, para usted Hay Una Esperanza.