Este fin de semana pasado nuestra ciudad se vio envuelta en una nube obscura, resultado del vicio, alcohol, juegos de azar y demás; como marco de la celebración de la fiesta “patronal”.
Dios ama nuestras ciudades y no es Su voluntad que haya libre expendio de alcohol para celebrar, ni es del agrado del Señor que la gente apueste por dinero y pierdan su salario en una mesa de juego, en lugar de comprar alimentos para los suyos.
Este tipo de celebraciones conducen a la violencia, a los asesinatos y a la muerte de muchos, la mayoría de ellos personas inocentes.
Si amas tu ciudad como Dios la ama, te pido que este día pidas perdón al Señor por la sangre derramada, por los actos delictivos, por la irresponsabilidad de los que promueven y aprueban este tipo de actividades.
Si de veras amas tu nación, ora y clama a Dios de todo corazón que tenga misericordia y perdone a los que actúan ligeramente sin meditar en la repercusión de este tipo de celebraciones.
Clamemos que Dios que envíe el río de Su Espíritu a lavar nuestras calles y los aires que nos rodean. Oremos que les sea revelado a los que escogen estas celebraciones, que ofendemos a Dios con ello; que venga un genuino arrepentimiento y cambio de actitud.
Si deseas ver la paz y la armonía, si deseas que no haya más violencia, ni derroche de dinero de manera inconsciente; Para ti Hay Una Esperanza. Te invito a unirte al deseo del corazón de Dios. Bendice y proclama la vida y la paz en cada calle por donde tú transites; si lo haces de corazón y con la autoridad que el Señor te ha dado como Su hijo, pronto verás el resultado.