Queridos lectores, quiero comentarles acerca de algo que me ocurrió en esta semana; estábamos mi esposo y yo en una misión en Tampa, Florida; llegó el día de regresar, después de una gran victoria.
Ya ubicados en nuestros respectivos asientos del avión, listo para despegar, nos sorprende la voz del piloto, quien anuncia que una pieza de la aeronave, llamada “spoiler” está fallando, van a revisarla y a darnos indicaciones posteriores. Sin embargo, unos minutos más tarde, nos comunican que debemos bajar del avión y quedarnos esa noche en Tampa, para hacer de nuevo todo el procedimiento al día siguiente.
La intención original de cualquier persona es murmurar, quejarse, molestarse, porque los planes se ven alterados.
Yo debía llegar pronto a casa, debido a una actividad grande programada en San Pedro Sula, sin embargo, comencé a meditar y a darle gracias al Señor.
Pensé en la gran misericordia de Dios hacia nosotros, en el amor tan grande de nuestro Padre, Quien vela por nuestras vidas.
Realmente podíamos decir “Gracias a Dios que nos quedamos”. Piense usted que ese desperfecto pudo haber pasado inadvertido para el que revisa los aviones.
Aun en medio de las cosas aparentemente adversas o cuando parecen atrasarnos, debemos dar gracias a Dios por todo y después preguntarnos ¿para qué?
Querido lector, nuestro Dios es un Padre responsable que cuida a sus hijos todo el tiempo. Vale la pena entregar todo el corazón a nuestro Buen Padre.
Para ti entonces si Hay Una Esperanza de ser protegido y cubierto en todo tiempo.
