Quiero comentarte querido lector acerca de algo interesante que me pasó hace unos pocos días, quizás muchos ya estén acostumbrados a este sistema del cual les voy a compartir, pero para mí resultó sorpresivo.
Resulta que yo necesitaba comprar unas telas, pues ustedes deben saber que me gusta mucho diseñar mi propia ropa. Una de las telas que buscaba era para hacer una falda, pero esta debería ser lo más cercano posible al color de la chaqueta que llevaba de muestra. La otra debería ser una tela tipo Jean, color negra, para lo cual llevaba una pieza de muestra también. Coloqué ambas prendas en una bolsa plástica pequeña, justo para que cupieran ambas. Me preguntó mi esposo a cual tienda deseaba ir y le dije: “Voy a probar tal tienda, la cual es nueva, y se ve como que el ambiente fuera más tranquilo por el sector donde se encuentra ubicada."
Llegamos a la tienda, la cual tiene estacionamiento enfrente, pero como estaba lloviznando un poco, mi esposo se quedó en el carro y yo bajé rapidito con mi bolsa en la mano. Al entrar, me dijo el guardia: “Tiene que dejar esa bolsa”, le contesté: “Es que necesito las muestras que traigo allí”, en ese momento apareció una joven que es la que entrega las telas cuando uno compra, pero que además es la que recibe los paquetes de los clientes que entran; me quitó la bolsa de las manos, dejándome las prendas al descubierto y me dijo: “me pide la bolsa después”. En verdad me quedé un poco perpleja, nunca me había ocurrido cosa semejante. Me puse a pensar “¿Pero cómo puede alguien robarse toda una pieza de tela dentro de una bolsita?"
Sinceramente la situación pudiera resultar humillante para uno; gracias a Dios las prendas no eran íntimas. Medité y pensé: “Ni modo, aquí pagan justos por pecadores”.
Ciertamente no es ni comparable, pero al Señor Jesucristo lo trataron como si fuera un ladrón, lo crucificaron en un madero como hacían con los malditos, aunque Él era inocente. ¿Sabías mi querido lector que Jesús pagó por tu pecado? ¿Sabías que eras tú y era yo quienes merecíamos morir en la cruz? Sin embargo, Él tomó tu lugar y el mío, para que ya no suframos condenación ni castigo, sino que tengamos vida en abundancia.
Si lo crees y lo reconoces, entonces para ti Hay Una Esperanza, la esperanza de salvación y vida eterna; hoy es un buen día para darle gracias a nuestro Señor Jesucristo por haber tomado tu lugar y darte a ti el Suyo. ¡Que Dios te bendiga!
