Esta mañana asistí a la clausura de los niños del área de pre-escolar de nuestra escuela. Estos son niños entre cuatro y seis años de edad; todos lucían preciosos, se notaba que estaban muy bañados, su uniforme muy limpio, bien peinados y sonrientes.
Ellos hicieron diferentes presentaciones donde mostraron sus dones y habilidades en canto, declamación, actuación; y lo hicieron en dos idiomas. Lo digno de admirar era la soltura y el aplomo con que ellos lo hicieron.
Dieron paso a la pastora quien compartió una palabra de reflexión; ella habló de “hacernos como niños”.
Definitivamente, los niños no tienen problemas para expresarse, ellos dicen lo que piensan; y creen lo que les dicen. En general a ellos no les preocupa si los están observando cinco, cien o mil personas; ellos son transparentes, actúan en forma natural y sencilla.
Mi pregunta para usted este día es ¿Se comporta usted todo el tiempo como si nadie lo estuviera viendo? ¿Actúa usted de manera sencilla y franca sin importarle las apariencias? Entonces para usted “Hay Una Esperanza”, sobre todo porque en la sencillez de niños es que podemos creer todo lo que Jesús dijo que haría a través nuestro.
