Esta mañana intentaba escribir unas cartas en la computadora de mi oficina, en la cual no trabajaba hace algunos días; resulta que por diversas situaciones, unas técnicas y otras de salud, no había estado usando esa computadora. Para mi sorpresa el polvo en el teclado había provocado que la tecla de la letra “B” no funcionara.
Resulta que cuando quise comenzar a escribir las cartas, lo primero que deseaba era bendecir a las personas, pero no podía escribir “bendiciones” porque faltaba la “b”. Traté de sustituir las palabras, casi lo logré, pero al despedirme quise enviar “abrazos” y “besos” al recipiente de mi carta y no fue posible, porque ambas necesitaban la letra “b”.
Luego intenté escribir un memorando acerca de unos libros que yo escribí, uno se llama “Liberación”, otro “La Verdad os Hará Libres” y el otro se llama “Bonanza Divina”, pero no pude escribir “libro”, ni “palabra”, ni “Libres”, ni “Liberación” y tampoco “Bonanza”. Fue un intento fallido y una labor muy infructuosa, de manera que decidí apagar la computadora y esperar a usar otra.
Sin embargo, he estado meditando todo este rato, cuán importante y necesaria puede ser una pequeña letra para poder comunicarnos eficientemente.
Esto me ha llevado a darle gracias al Señor por el alfabeto completo, por las máquinas de escribir y las computadoras, debemos darles el mantenimiento adecuado y limpiarlas consistentemente para que no se pierda el propósito por el cual nos han sido dadas.
Imagínese si se le atora la letra “O” y usted quiere escribir “dolor”, “color”, “sopor”, “motor”, “fogón”, “polvo”, “rocoso”, “tórtolo”, “loro”, o simplemente “oro”.
Si usted está de acuerdo en lo que escribo, para usted Hay Una Esperanza, le invito a dar gracias al Señor por todos los recursos a nuestro alcance para comunicarnos mediante la palabra escrita. “Le bendigo con toda bendición espiritual”.
