Comienza una semana, empieza un mes, inicia un año. ¡Cuantos sueños, ilusiones y visiones se agolpan en la mente y el corazón de miles y miles de individuos alrededor del mundo!
Este es un tiempo durante el cual, las personas se hacen firmes propósitos, sellan pactos y declaran promesas bajo la influencia emocional del ambiente que les rodea.
Muchos se sienten culpables por haber comido desmedidamente en los días recién pasados, y se prometen a sí mismos comenzar una dieta rigurosa; otros lo hacen en relación a las bebidas alcohólicas. Hay quienes se percatan de que gastaron demasiado dinero y deciden comenzar un tiempo de austeridad.
Definitivamente es un buen tiempo y un momento oportuno para iniciar una vida nueva, para renovar nuestra mente, avivar nuestro espíritu y refrescar nuestras emociones. La única forma de lograrlo es entregando nuestra voluntad humana a Aquel que todo lo sabe y todo lo conoce; a Quien puede fortalecernos en la debilidad, al Dios que no nos condena ni nos culpa, sino que nos anima y nos levanta. Él es el dueño del tiempo, de los días, los meses y los años; Él es Señor de los siglos y de todas las edades.
Si tú en este momento que lees esta columna, reconoces la necesidad que tienes de un cambio en tu vida, para iniciar un tiempo nuevo, yo te animo hoy, porque para ti Hay Una Esperanza.
Es muy sencillo, solamente exprésale a Dios la sed que tienes en tu interior, de experimentar ese cambio, esa vida nueva. Dile a Él que tú sabes que en Él está la vida, y que lo necesitas; Él hará lo demás por Su Espíritu Santo.
Que tengas un feliz y muy bendecido año 2007.
