Julio 5, 2016
Una tarde, mi hija que entonces contaba con ocho años de edad hacía su tarea de ciencias y me consultaba acerca de los "Ciclos y cadenas de sobrevivencia"; ya que ella estaba aprendiendo sobre lo que es un "productor" y un "consumidor" en la naturaleza. Ella tenía el ejemplo de un árbol de nueces, las cuales sirven de alimento a las ardillas, éstas a su vez son alimento de los búhos, y así sucesivamente.
En base a este sencillo ejemplo pensaba como cada uno de nosotros depende de otras personas para vivir adecuadamente; el sastre o la costurera son necesarios para confeccionar nuestra ropa, el peluquero o estilista cortan y arreglan nuestro cabello, el panadero, el que recoge la basura cada día, el maestro sea de escuela como de universidad y así sucesivamente
No sé si alguna vez usted ha reparado en el destino de un grano de maíz: éste cae en tierra, con ayuda del agua y la luz, germina, da origen a una planta, la cual a su debido tiempo produce una mazorca; se cosecha la mazorca, mientras la planta sirve de alimento para las vacas. La mazorca puede seguir diversos procesos, o se hierve para comer elote cocido, o se desgrana para hacer tamalitos o atol; o bien se deja secar un poco para luego molerlo y hacer tortillas. También algunos granos pueden dejarse para semilla que dará origen a una nueva planta.
Quisiera que meditara por un momento, si cuando usted se come una tortilla, alguna vez se ha detenido a pensar en cuantas personas intervinieron para que usted pudiera saborear esa tortilla. No sé si ha pensado en algún momento que debemos agradecer a Dios por aquel que sembró el grano y a cuantas personas más que aportaron de sí para que usted pudiera comer ese día. Luego, esa tortilla se convierte en energía dentro de su organismo, para que usted pueda servir a otros con las habilidades y destrezas que Dios le ha dado.
En resumen podemos decir que todos nos necesitamos unos a otros, que no somos seres aislados; hemos sido formados dentro de un marco social, un engranaje que funciona excelentemente cuando se mueve en amor y no en celos o contiendas. No podemos considerarnos autosuficientes, pero lo más importante es que necesitamos a Dios en nuestro corazón para poder movernos dentro de Su plan en Su exactitud de tiempo, espacio y lugar.
Es posible que usted no había reconocido esta realidad, pero que hoy se percata de ella, entonces, es un buen momento para reconocer que necesitamos del Señor primeramente y también de las personas; así como los demás necesitan a Dios y a nosotros. Dígale hoy al Señor Jesús, que usted reconoce que alejado de Él nada puede hacer, que renuncia a la autosuficiencia, que usted quiere ser bendición y ser bendecido.
