Septiembre 6, 2016
Se dice y se sabe que los pesimistas siempre ven una gran dificultad en cada oportunidad que se les presente; por el contrario, los optimistas ven una enorme oportunidad de vencer, dentro de cada dificultad, por grande que esta parezca.
El varón o la mujer de mente y actitud negativa, andan buscando el punto negro dentro del cuadro blanco; mientras los positivistas siempre encuentran el punto blanco, dentro del cuadro negro.
La voluntad de Dios es que aprendamos de los errores, de las malas experiencias, de las situaciones adversas; ellas siempre son el mejor maestro, dentro de la escuela de la vida.
El hombre de tendencia negativa, casi siempre teme lanzarse por temor a la consecuencia funesta, no puede ver en ello la oportunidad de vencer obstáculos y mucho menos el consejo de cómo no hacer las cosas la próxima vez.
Usted se preguntará por qué algunos fracasan una y otra vez, como si vivieran de racha en racha, de mal en peor, como en un continuo y progresivo fracaso. La respuesta es sencilla: porque no aprenden de las experiencias anteriores, no toman la enseñanza de ello, sino que continúan incidiendo en los mismos errores, que les conduce a resultados negativos, vez tras vez, hasta que logren aprender la lección.
Dice un refrán popular que "La experiencia es un peine que se le ha dado al hombre cuando ya ha quedado calvo". En otras palabras, el hombre no quiere aprender de sus pequeños fracasos, le toma una vida el llegar a adquirir sabiduría y madurez. Para ese entonces ya está listo para dejar de existir sobre esta tierra. ¡Qué bueno fuera si usáramos una actitud positiva ante los embates de la vida y en lugar de frustrarnos o ver el punto negro, aprendiéramos y creciéramos en conocimiento, prudencia, positivismo!
Mi querido amigo, si es usted de los que muy a menudo ha tomado una actitud negativa; si es usted de los que no emprende proyectos por temor al fracaso; si es usted de los que está continuamente de error en fracaso y hacia la depresión o la dificultad, sin ver la solución; pero reconoce hoy que necesita un cambio; ¡Hay Una Esperanza! Jesús en su vida puede traer ese cambio.
