TEMAS DE OPINIÓN

Quebrantamiento

Diciembre 6, 2016


Sería muy difícil tratar de explicar, y más aún, tratar de entender, por qué algunas personas han sufrido casi desde que fueron concebidas.  Su existir ha sido de dolor en dolor.  El mundo trata de explicarlo como "mala suerte", "mala estrella", pero muy rara vez alguien pudiera considerarlo como el quebrantamiento necesario para que fluya la belleza del hombre interior.

Hubo en Betania, una mujer llamada María, la cual invirtió todos sus ahorros en un caro frasco de alabastro, lleno de perfume de nardo puro.  Lo llevó consigo al visitar a su maestro, su amigo, Jesús; el frasco tenía un tapón sellado, de alabastro también.  Ella lo quebró para dejar que el perfume se derramara sobre la cabeza del Señor.

Ese vaso, ese frasco, es nuestra alma, el caparazón sentimental que nos envuelve.  Es necesario que esa alma engrosada sea rota, quebrada, a través del dolor y el sufrimiento, para aprendernos a gozar en las dificultades, a dar gracias en la tribulación, a depender de Dios en medio de la prueba y el dolor.  Cuando vamos pasando la prueba, mientras avanzamos de una etapa a la otra, moviéndonos de gloria en gloria, nuestro hombre interior empieza a exhalar su perfume; comienza a oler a Cristo y puede perfumar y consolar a los demás.

Es ciertamente difícil que aquel que nunca ha padecido, pueda tener compasión de los que sufren; que pueda alentar, entender y ayudar a los que están experimentando dolor, sea físico o emocional.

Es posible que usted, mientras lee este escrito, comience a recordar que ha pasado etapas duras, situaciones severas y angustiantes; quizás la pérdida de un ser querido, la enfermedad o invalidez de un pariente cercano.  Quizás hasta ahora no podía ver ni entender el propósito o la razón por la cual le haya tocado esta situación.  Tal vez hoy sea el día para que usted comience a dar gracias al Señor Jesús por su condición, ya que a través del sufrimiento, aun el mismo Jesús fue perfeccionado.

Si hoy reconoce que hasta ahora había renegado por su vida y sus experiencias, pero que necesita tomar una actitud diferente; ¡Hay Una Esperanza! Estamos seguros que cuando usted comience a darle gracias a Dios por todo, las cosas cambiarán.

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