Junio 17, 2019
Existe un dicho muy popular, que hasta pareciera ser usado por los conformistas y resignados, que dice: "No hay mal que por bien no venga". Si comprendiéramos la profundidad del fundamento de este dicho, nos podríamos asir a un verdad más excelente, más prometedora, llena de esperanza y fe; y nos percataríamos de que no es un refrán conformista realmente, sino un tesoro celestial.
Pablo dice a los romanos (Romanos 8:23): "Porque los que amamos a Dios todas las cosas nos ayudan a bien, esto es aquellos que conforme a su propósito hemos sido llamados, a los que antes conoció, a los cuales justificó y luego glorificó".
Esto nos dice claramente, que desde antes de la fundación del mundo, Dios en Su mente nos creó, de antemano nos justificó a través de Jesucristo y ya en su eterno propósito, para El estamos glorificados. Esto es porque en Dios no hay pasado, presente, ni futuro; en El todo es eterno. Nos dice luego, que para nosotros, o sea estos que hemos estado siempre en Su plan y propósito, todo, lo que se llama todo, será para nuestro bienestar; no importa que a los ojos del hombre las cosas sean malas o negativas. Yo Le creo a Dios y a Su palabra, por tanto espero que cada situación o circunstancia, por adversa que esta sea, traerá consigo una enseñanza, una bendición.
Necesitamos entender que aunque el diablo quiera atacarnos, dañarnos o destruirnos, Dios mete Su mano a nuestro favor y torna todo en bendición.
Si es usted de los que siempre está viendo lo negativo de lo que le ocurre, si no puede apreciar lo bueno que esto trae consigo, ¡HAY UNA ESPERANZA! Pídale al Espíritu Santo que abra sus ojos espirituales para que vea las situaciones como Dios las ve.